El baile de Ga-Ga entre dominicanos

     

Como mis ancestros maternos son de origen haitiano, al igual que una gran parte de la población dominicana, supuse que la mayoría de nosotros sabía lo que es un baile de “Ga-Ga”. Evidentemente que me equivoqué, pero voy a aprovechar la oportunidad para compartir con los lectores algunos detalles que he podido precisar a cerca de esta singular muestra del folklore criollo.

 

Lo primero es el origen de la celebración, que desemboca invariablemente en una gran fiesta diurna y que abraza -por lo pegajoso de su ritmo- a todo ser humano que viva cerca del batey. Está motivada por una promesa de pedido o agradecimiento al “santo, ser o divinidad” que adoramos.

 

Esta práctica es una herencia de nuestros ancestros africanos, pero nos llegó a través de la frontera con Haití y al recibirla, ya portaba el tinte que el sincretismo religioso le imprimió durante la colonización esclavizadora. En el fondo, es de carácter carnavalesco y contenido pagano, aunque disfrazado de cristiano.

 

Tiene lugar -principalmente, pero no exclusivamente- durante la Semana Santa, la fiesta de la Iglesia Católica que rememora la pasión y muerte de Jesucristo y que, casi coincide con las fiestas de pascuas musulmanas y judías.

 

Esto último sucede porque en realidad, en Medio Oriente -donde nació el Cristianismo- también nacieron las otras dos religiones monoteístas del mundo occidental, o sea, la fe Islámica o musulmana (la más joven de las tres) y la fe Judaica (la más antigua de las tres).

 

Hay que hacer notar aquí, que, en el convulsionado mundo de Medio Oriente, caracterizado en ocasiones por los sangrientos enfrentamientos entre cristianos, judíos y musulmanes, casi nunca se ha afectado el negocio común de las tres iglesias, que es el turismo religioso.

 

Usted paga por un tour en Jerusalén que le permitirá visitar los lugares sagrados de las tres religiones, no importa si usted es creyente o ateo. Si usted paga, podrá sentarse justo donde descansó el profeta Mahoma en su viaje desde La Meca, podrá recorrer la misma ruta de Jesús con la cruz a cuesta y hasta ir a dar cabezadas en el Muro de las Lamentaciones de los judíos. Esto nos da una idea de lo “tolerante” que pueden ser los intolerantes fanáticos religiosos cuando de dinero se trata.

 

Quise hacer este recorrido, para poder llegar con el menor prejuicio religioso posible a la América colonizada, donde los garrotazos fueron argumentos, tan poderosos que los indios vivos, se convirtieron en cristianos muertos; tal y como rezan los versos que nos regalara don Pablo Neruda en su genial Versainograma a Santo Domingo.

 

Sin prejuicios, pero con pudor. Porque a seguidas se le ocurriera al tristemente célebre Padre Las Casas, sus conocidas declaraciones “humanistas” en favor de los indígenas, éstas se convirtieron en sentencia de muerte para los negros traídos desde África. Claro que ya los barcos cargados con mis “tatarabuelos” estaban en altamar y con el Padre Las Casas o sin él, la suerte estaba echada para bantúes, mandingas o congós, creyentes de la muy antigua religión yoruba africana y traídos como esclavos al Nuevo Mundo.

 

El asunto es que, por diferentes motivos, algunos de carácter anatómico, otros de habilidad para subsistir de los negros, o quizás por otras razones desconocidas por mí, los africanos y sus descendientes, logramos “capear el temporal” y aquí estamos, hoy somos mas del 30% de los americanos.

 

Claro, perdimos parte de nuestra identidad, especialmente la fe religiosa original con que nos criaron y los idiomas con que nos comunicábamos. No pasó lo mismo, sin embargo, con la música, la cocina y algunas otras manifestaciones artísticas, que si pudimos mantener.

 

Tristemente, los tainos, caribes y demás tribus del Caribe insular no fueron tan afortunados y escasamente, a cinco décadas del “descubrimiento” y la colonización, no había en las Antillas Mayores uno solo de ellos vivo.

 

Con la colonización de las tierras americanas y la esclavitud de negros e indígenas, los europeos imponen su cultura: idioma, religión, tradiciones, etc.. Es entonces cuando se genera el sincretismo que finalmente devendrá en lo que hoy se conoce por Santería, o Brujería, como despectivamente le llama la iglesia cristiana tradicional.

 

Esa mezcla solapada de las divinidades africanas con los supuestos “santos” católicos, es el ejercicio de sobrevivencia cultural más grandioso del género humano; solo comparable con la decisión de los judíos en la España medieval, que fingieron convertirse al cristianismo, para evadir -en vano- los horrores de la inquisición. Ello fue lo que dio origen al peyorativo mote de “marranos”, que se les endilgó a los descendientes de Abraham.

 

El negro esclavo estaba compelido a rendir culto a los “santos” católicos, so pena de grandes maltratos y hasta de muerte; es entonces cuando se las ingenia para fingir que adoraba al “santo” del amo, pero en realidad rendía culto a su antigua divinidad, la de sus ancestros. De este simulado arreglo mental entre esclavos es que San Miguel, resulta ser en realidad Belié Belkan, Santa Bárbara es el “cover” de Changó, mientras que Santa Ana es Anaisa Pié y San Carlos Borromeo es Candelo Cedifé; para solo hablar de los mas populares.

 

Y así los negros escogimos cada supuesto santo católico para esconder y venerar detrás de él nuestras divinidades. De hecho, entre practicantes de esta fe, se acostumbra sentirse hijo de un Ser o Santo; yo particularmente soy hijo de Belié Belkan por tanto “alumbro” a San Miguel Arcángel, aun y cuando, disto mucho de ser creyente y mucho menos practicante.

 

En ese escenario de dualidad cristiana obligatoria, se gesta la Nación dominicana y al compartir la isla con los haitianos, se genera una relación de amor y odio que se explica en nuestra guerra independentista por un lado y en el prejuicio racial por el otro, presente en los dos bandos. Las clases gobernantes de ambos pueblos, han acicateado las diferencias entre dominicanos y haitianos, para de esa forma mantener el control económico y cultural de los dos países.

 

Claro que, en esta especie de embaucamiento colectivo, los haitianos han sufrido la peor parte, porque sus gobernantes han permitido y apoyado que las potencias extranjeras desvalijen el territorio nacional, mientras que ellos usufructúan lo que no se pudieron llevar los colonizadores modernos y antiguos. Nosotros también hemos sido esquilmados por los imperios, con la complicidad de la oligarquía criolla; pero el nivel de miseria en que viven los vecinos haitianos, demuestra que el grado de crueldad de su perversa clase gobernante, es mucho mayor que el de la nuestra.

 

Es así como sobreviven haitianos y dominicanos pobres, compartiendo miserias en los bateyes, e intercambiando idioma, costumbres, música, valores y hasta familia. Por eso, cuando se habla de Ga-Gá, no se puede considerar que sea un hecho absolutamente haitiano, aunque si es notoria su presencia. Realmente es una versión un tanto “dominicanizada” del Ra-Rá haitiano. La fiesta la disfrutamos haitianos, dominicanos y rayanos, y fruto de que es parte de la cultura del batey, hemos establecido reglas para su celebración; y las acatamos todos.

 

Por ejemplo, el Ga-Gá lo organiza una cofradía o un Dueño o Rey individual, y su esencia es básicamente dual: carnavalesca y religiosa. Puede ser una promesa de adoración que se le hace al “Santo” por favores recibidos o simplemente solicitados. Tiene la misma estructura que el Ra-Rá haitiano y la Comparsa cubana; aunque esta última no manifiesta el carácter altamente religioso de las primeras. Cuando el Ga-Gá de un batey sale, va comandado por un jefe espiritual, el Rey o dueño y la Reyna que baila permanentemente, razón por la cual ha de ser una jovencita y los secundan los músicos y los Treintas, que son miembros comunes, “creyentes” y danzantes.

 

La Reina debe comprometerse a participar, de tres a siete años consecutivos (según la promesa) pero esto es muy difícil de cumplir ya que la movilidad de la familia moderna se lo puede impedir. Por eso, esta costumbre se ha ido abandonando, y las reinas no duran más de dos o tres temporadas.

 

El Rey o jefe del Ga-Gá, es por lo general una personalidad y no puede bailar mucho por la edad. Eso motiva que el acompañante de la Reina sea un hombre joven, generalmente un mozalbete. En este baile de camino, hay un derroche permanente de erotismo, música, alcohol, sudor y camaradería; donde se distingue el movimiento continuo -casi lascivo- de cadera y cintura, una genuina herencia proveniente de la africanía.

 

En la avanzada del Ga-Gá, va un “brujo” o jefe espiritual que -escoba en manos- va “limpiando” los caminos y “alejando” los malos espíritus (no olvidemos que es una fiesta mágico religiosa). Y ha de ser él quien se encuentre con el brujo del otro Ga-Gá que viene en dirección contraria.

 

Dos cosas pueden pasar en ese choque de ga-gás: los brujos conversan e intercambian oraciones, resguardos y maldiciones y finalmente terminan “amigándose” y fusionándose en un 99% de los casos, o se pelean porque a los dueños o reyes no les interesa la unificación porque tienen intereses encontrados en la comarca.

 

Por lo general, al unirse, tenemos un Ga-Gá mas grande, con doble reina, doble brujo limpia caminos, doble músicos y doble bailarines; y desde luego doble alcohol, debido al intercambio de potes y chatas de ron; al fin y al cabo, todos son amigos, o cuando menos conocidos y la finalidad es bailar y gozar hasta el cansancio. Marcharán juntos con el rumbo que decidan los dueños y la fiesta terminará cuando se agote la última botella de ron del batey elegido, con una gran reunión de todos los ga-gas de la comarca.

 

Si no se pudieron “amigar”, cada uno volverá sus pasos por donde venía o tomará uno de los caminos alternos. Nunca seguirá la misma ruta del Ga-Gá “enemigo”. En raras ocasiones se termina en pleito entre los ga-gas, aunque hay que reconocer que se han generado grandes trifulcas, que concluyen hasta con muertos de uno y otro bando.

 

Debo consignar aquí, que consulté a un “iluminado” de mucho prestigio en el batey Cojobal de Sabana Grande de Boyá, un gran conocedor de la medicina natural y mejor amigo de mi difunta madre Chea Heredia, quien respondía al nombre de Maleta Beltré. Élestaba prácticamente en lecho de muerte al momento de la entrevista y no pudo explicarme con mas detalles su testimonio sobre esa realidad cultural dominico-haitiana llamada Ga-Ga.

 

Sin embargo, si me explicó que las motivaciones para que dos ga-gas no se unifiquen y terminen en pleito, son muy variadas: o los brujos “limpia camino” no se pudieron entender, o los santos son de divisiones diferentes (algo muy raro), o los dueños son enemigos -personales o por intereses- o algún bailarín “se pasó de movimientos” al bailar con la Reyna del otro Ga-Gá en el período de “amigamiento”, o simplemente, uno de los “santos” no quiere la unidad, y lo deja saber a través del brujo correspondiente. Así se siente el peso de la costumbre sobre la religiosidad y viceversa, en esa muestra maestra de tradición llamada Ga-Gá.

 

En ese encuentro de ga-gás en un cruce de caminos, es que se genera el acontecimiento que me motivó a compartir con ustedes estas verdades, no tan exactas, reconozco, pues empecé a codificarlas por los años 60’s y la tradición, se va diluyendo -a pesar del aumento de la presencia haitiana en nuestro país- e imposibilita la confirmación de acontecimientos y motivos.

 

Me preocupa que se crea que se ofende la bandera nacional dominicana cuando se coloca en el suelo, porque ello no es verdad. En un cruce de caminos rurales, entre campos de caña, no hay un lugar más sagrado para colocar las banderas, que la Madre Tierra, tan venerada por el africano que traemos en el fondo de nuestras almas, tanto los dominicanos, como los haitianos.

 

En un Ga-Gá criollo puede haber varias banderas: la de la cofradía, la bandera del santo que “bendice” el Ga-Gá (que puede ser diferente) y la bandera nacional dominicana, que se usa en señal de simpatía y respeto por el país anfitrión (en este caso República Dominicana).

 

Sépase que nunca hay una bandera haitiana en un Ga-Ga, porque se considera violatorio, como tampoco hay una bandera dominicana en un Ra-Rá haitiano. Es muy posible que la Era de Trujillo haya influido algo en este acuerdo tácito, aunque no puede asegurarse absolutamente.

 

No sé si habré podido mostrar con dignidad suficiente mi africanidad, mi dominicanidad y mi orgullo por ser rayano, pero les reitero, yo soy un resultado del ron y el clerén, del Merengue y del Ga-Gá, de África y España, mis “madres patrias” y de la cultura que me impusieron los colonizadores (de la que no reniego), pero no creo que la dominicanidad sea un asunto a “consensuar”, con el objetivo de quedar bien con todo el mundo. La herencia de nuestros antepasados no es negociable.

 

Lo que si quiero afirmar y así lo hago, es: que la dominicanidad es una categoría histórica desde hace mas de tres siglos, que recibió su “acta de nacimiento” el 27 de febrero de 1844, que sus padres son Juan Pablo Duarte y la sociedad patriótica La Trinitaria y que por tanto, yo soy sólo un dominicano más, de nacimiento y origen, de raíces africanas. Y que, para ser dominicano, no tengo que ser “pro haitiano” o “anti haitiano”, dos inexplicables bandos en que se ha pretendido dividir la sociedad actual.

 

Como tributo a mis ancestros, debo precisar, al echarse la paloma, que mi origen es dual. Soy rayano y cocolo por partes iguales; por eso proclamo con orgullo: soy Duartiano, Febrerista y Dominicano.

 

¡Vivimos, seguiremos disparando!

jpm

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Guaconejo.
Guaconejo.
7 Años hace

Acaso hay salvación, practicando esa actividad demoníaca??? Busca de Jesucristo , que es el único que te puede dar salvación y vida eterna…!!!

No vale la pena
No vale la pena
7 Años hace

Comprendo todo el valor cultural del GA-GA y los respeto y disfruto como cultura. Ahora bien se ha creado toda una controversia a raiz de las declaraciones del gobernador de SPM, las cuales han sido mal interpretada y YO diria que con mala intencion pues la quieren hacer ver ante el mundo como que es una expresion de odio y racismo contra Los Haitianos. Escuchando al sociologo y cantautor Marmol y ahora leyendole a usted comprendo MAS la preocupacion del gobernador, pues el Sr Marmol justifica la violencia a que puede llegar un festival de GA-GA con el hecho de… Leer mas »

Rolando Robles
Rolando Robles
7 Años hace
Responder a  No vale la pena

No te confundas en la intención del artículo. Yo solo pongo los datos para arribar a las conclusiones. Los últimos tres párrafos de mi trabajo son muy claros. Yo soy un ejemplo vivo de lo que significa INDEPENDENCIA, en todos los sentidos y de todos los extremos

No vale la pena
No vale la pena
7 Años hace
Responder a  Rolando Robles

No estoy confundido ni estoy en desacuerdo con usted simplemente le cito por el conocimiento sobre el tema así como cito al sociologo y cantautor para tratar de evitar lo que personas mal intensionadas están haciendo contra nuestro país diciendo que ahora queremos prohibir el GA GA porque es Haitiano.

Usted aporta luz para ayudar a la comunidad que nos lee a entender la violencia a que el gobernador y el sociólogo se refieren.

Mis respeto hacia usted, un abrazo.

Rolando Robles
Rolando Robles
7 Años hace
Responder a  No vale la pena

ESE RESPETO ES MUTUO
GRACIAS